jueves, 1 de mayo de 2014

¿Es el feng shui apropiado para el cristiano?

En Asia se basan en él para elegir la localización de las sepulturas, diseñar y decorar los edificios, y comprar y vender propiedades. Se conoce por el nombre chino de fengshui, y es una modalidad de cierta arte adivinatoria llamada geomancia. Su práctica, popular en los países asiáticos desde hace siglos, se ha extendido recientemente al mundo occidental. Algunos arquitectos lo utilizan en el diseño de rascacielos, oficinas y viviendas, y las amas de casa, en la decoración del hogar. Existen numerosos libros y sitios de Internet que lo enseñan y fomentan.
¿A qué obedece su creciente popularidad? Según uno de sus partidarios, el feng shuipuede “mejorar la vida, la salud y la relación conyugal o de pareja, así como aumentar las riquezas y la paz interior”, todo lo cual parece muy atractivo. Ahora bien, ¿en qué consiste, y cómo debe verlo el cristiano?


¿En qué consiste?
La expresión china feng shui significa literalmente “viento-agua”. Las raíces de esta práctica se remontan varios milenios hasta la época en que se originaron muchos conceptos filosóficos orientales, entre ellos el del llamado equilibrio entre el yin y el yang(la oscuridad y la luz, el calor y el frío, lo negativo y lo positivo). A dicho concepto se unió el del ch’i, cuyo significado literal es “aire” o “aliento”. El yin, el yang y el ch’i, junto con los llamados cinco elementos (madera, tierra, agua, fuego y metal), son partes integrantes de la teoría del feng shui. Los seguidores de esta doctrina creen que potentes corrientes de energía recorren todo paisaje. Su objetivo es localizar los puntos donde la energía (el ch’i) de la tierra y el cielo puedan equilibrarse, lo cual se logra modificando la configuración del paisaje o efectuando cambios en el interior de los edificios. Dicho equilibrio da, supuestamente, buena suerte a los que viven o trabajan en el lugar.
Los que dominan el feng shui suelen consultar un compás geomántico.* El instrumento se compone de una pequeña brújula colocada en el centro de lo que viene a ser una carta astrológica. Contiene varios círculos concéntricos, divididos por líneas, que aportan datos sobre las constelaciones, las estaciones, los ciclos solares, etc. Cuando se analiza un terreno o un edificio, se efectúan varias lecturas con el compás geomántico. El experto enfeng shui observa dónde se cruza la aguja imantada con los círculos y las líneas exteriores, y basándose en ello, determina lo que se necesita para “purificar” determinado lugar.
Algunos factores que se tienen en cuenta para lograr el equilibrio de un sitio son la topografía de los alrededores, las corrientes de agua, las alcantarillas e incluso la ubicación de las ventanas y puertas de los edificios. Por ejemplo, en Canadá, una tendera colgó un espejo encima de la puerta trasera de su establecimiento para “corregir” la posición de todas las puertas. El especialista en geomancia pudiera asimismo recomendar que se cambien de lugar las plantas o los muebles, se reemplace un cuadro, se coloquen móviles de campanillas o se instale un acuario, a fin de que se alcance el equilibrio en el edificio o la habitación.
El punto de vista cristiano
Es significativo que casi todas las bibliotecas clasifican los libros sobre feng shui entre las publicaciones de astrología y adivinación. De hecho, el diccionario Vox define la palabra geomancia como “adivinación supersticiosa que se hace valiéndose de líneas, círculos o puntos trazados en la tierra” (cursivas nuestras). Así pues, es ampliamente aceptado que el feng shui y las demás variantes de la geomancia constituyen formas de adivinación. Estas incluyen no solo prácticas adivinatorias, sino también espiritistas, ninguna de las cuales es nueva para la humanidad.
Cuando los israelitas partieron de Egipto y finalmente entraron en la tierra de Canaán, en el siglo XV a.E.C., en ambos territorios se practicaba todo tipo de adivinación.Deuteronomio 18:14 recoge lo que Dios dijo mediante Moisés: “Estas naciones que vas a desposeer solían escuchar a los que practican magia y a los que adivinan; pero en cuanto a ti, Jehová tu Dios no te ha dado nada semejante a esto”. Las muchas formas de adivinación comunes en Egipto y Canaán se habían originado en la antigua ciudad de Babilonia. Cuando Jehová confundió el lenguaje de sus habitantes, estos se mudaron a otros lugares, llevando consigo las costumbres relacionadas con la adivinación y el espiritismo babilónicos (Génesis 11:1-9).
Jehová Dios advirtió firmemente a Israel en muchas ocasiones que no adoptara las prácticas adivinatorias de las demás naciones. Les dijo: “No debería hallarse en ti nadie que [...] emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros [...]. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová, y a causa de estas cosas detestables Jehová tu Dios va a expulsarlas de delante de ti” (Deuteronomio 18:9-12; Levítico 19:26, 31). A los adivinadores se les debía dar muerte sin falta (Éxodo 22:18; Levítico 20:27).
¿Por qué se condenaba de forma tan categórica esta forma de predicción? Hechos 16:16-19 habla de una mujer que tenía “un demonio de adivinación”. En efecto, la adivinación se halla inseparablemente unida al demonismo, por lo que su práctica puede poner a la persona en contacto con Satanás y sus demonios y llevarla a la ruina espiritual (2 Corintios 4:4).
Puede ser que algunos estilos populares de decoración y paisajismo, tanto orientales como occidentales, hayan recibido en sus orígenes la influencia de prácticas religiosas falsas como las del feng shui. Sin embargo, muchos de tales estilos han perdido por completo su significado religioso. Aun así, sería una violación indiscutible de la ley divina emplear el feng shui para predecir el futuro o para obtener buena suerte o buena salud. Se estaría desobedeciendo el claro mandato bíblico de no tocar nada ‘inmundo’ (2 Corintios 6:14-18).
[Nota]
En los países occidentales, los adeptos han intentado conferir un aspecto más científico al feng shui. Algunos hasta analizan los terrenos con la ayuda de computadoras.

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