sábado, 17 de mayo de 2014

CUBANO NO TE EMPEÑES EN CASTIGAR, VENGARTE O HACER PAGAR A LOS CASTRISTAS

La mayoría de los cubanos durante décadas añoramos ver esta imagen, creyendo que sería el fin de nuestra angustia, frustraciones y el desanimo.




Sería impropio que una persona se vengase o vengase a otros a menos que Jehová le hubiera nombrado para ejecutar venganza, o designado para ese fin por su Palabra. “Mía es la venganza, y la retribución”, dice Jehová. (Dt 32:35.) El salmista se dirige a Dios con las palabras: “Oh Dios de actos de venganza, Jehová”. (Sl 94:1.) Por consiguiente, Dios condena a la persona que guarda rencor o busca venganza personal por males reales o imaginarios cometidos contra él o contra otros. (Le 19:18; Ro 12:19; Heb 10:30.)






¿ Aún piensas que quedarán impunes todos los malos actos contra los cubanos de buena voluntad ?

Las Escrituras indican que todos los pecadores y transgresores merecen la expresión de la cólera de Dios, y que solo Su bondad inmerecida, manifestada al proveer el sacrificio de rescate de Jesucristo, hace posible retener la retribución justa contra el pecador. (Ro 5:19-21; 2Co 5:19; Heb 2:2, 3; véase RESCATE.) Dios mantiene su justicia al perdonar de este modo el pecado, y también es justo al traer juicio sobre los pecadores que rechazan su provisión; tales personas no pueden escapar de la venganza divina. (Ro 3:3-6, 25, 26; compárese con Sl 99:8.)

La venganza de Jehová tiene un propósito. La venganza de Jehová trae alivio y beneficios cuando actúa a favor de los que confían en Él; además, le proporciona alabanza como el justo Juez. El salmista dice: “El justo se regocijará porque ha contemplado la venganza. [...] Y la humanidad dirá: ‘De seguro hay fruto para el justo. De seguro existe un Dios que está juzgando en la tierra’”. (Sl 58:10, 11.) Por lo tanto, el propósito principal de la venganza de Dios es vindicar y glorificar su propio nombre y soberanía. (Éx 14:18; Sl 83:13-18; Isa 25:1-5; Eze 25:14, 17; 38:23.) Su acción también vindica a sus siervos como sus verdaderos representantes, además de librarlos de circunstancias indeseables. (Éx 14:31; 15:11-16; Eze 37:16, 21-23; Sl 135:14; 148:14; Pr 21:18.)



Un tiempo fijo para la venganza de Dios. Las Escrituras muestran que Dios tiene un tiempo debido para expresar a gran escala su venganza sobre sus enemigos. El profeta Isaías recibió la comisión de proclamar “el día de la venganza de parte de nuestro Dios”. Dios expresó su venganza contra la antigua Babilonia, la opresora de su pueblo, cuando empleó a los ejércitos de Medo-Persia para acabar con su poder en el año 539 a. E.C. (Isa 61:1, 2; 13:1, 6, 9, 17.) Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, citó parte de la profecía de Isaías (61:1, 2) y se la aplicó a sí mismo. (Lu 4:16-21.) Aunque el registro no dice que leyera la parte concerniente al “día de la venganza”, sí proclamó ese “día”, que vino sobre Jerusalén en 70 E.C. Jesús predijo que los ejércitos romanos acamparían alrededor de la ciudad, y mandó a sus seguidores que huyeran de Jerusalén cuando los vieran, “porque estos son días para hacer justicia [“días de venganza”], para que se cumplan todas las cosas que están escritas”. (Lu 21:20-22NM, nota; compárese con Besson, BJ, NTI, Val.)


Antes de su muerte y resurrección, Jesucristo dijo además: “Respecto a aquel día y hora [de ejecutar juicio sobre el sistema de cosas de la actualidad] nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre”. (Mt 24:36.) De este modo reveló que la venganza se ejecutaría con toda seguridad en un tiempo conocido y fijado por Dios. Para ilustrar que Dios actuaría con toda certeza a su debido tiempo a favor de su nombre y de sus siervos, habló de un juez que debido a la persistencia de una viuda en demandar justicia, decidió: “Veré que se le rinda justicia [“exigiré venganza para ella”]”. Jesús aplicó la ilustración a Dios, diciendo: “De seguro, entonces, ¿no hará Dios que se haga justicia a [literalmente, “¿no hará la venganza de [...]?”] sus escogidos que claman a él día y noche, aun cuando es sufrido para con ellos?”. (Lu 18:2-8Int.)

Además, en la visión del apóstol Juan registrada en el libro de Revelación, él vio que las almas de los que habían sido muertos atrozmente a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que habían hecho clamaban: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?” La respuesta que recibieron muestra que hay un tiempo determinado para ejecutar venganza, a saber, cuando “se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido”. (Rev 6:9-11.)

Ejecutores designados. El Señor Jesucristo es el Principal Ejecutor de la venganza de Dios. Por eso, el apóstol Pablo conforta a los cristianos con las siguientes palabras: “Es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza”. (2Te 1:6-9.)

" Porqué fuimos perseguidos y expulsados por no seguir sus ideas....."

Gobernantes. Es posible que los gobernantes, cuyo deber es velar por la justicia, sean los que ejecuten venganza sobre los malhechores, incluidos los cristianos que quebranten las leyes del país que están en armonía con lo que es justo y son coherentes con la autoridad que Dios ha concedido a esos gobernantes. En tal caso, los gobernantes ejecutan de manera indirecta la venganza de Dios, como escribe el apóstol Pablo: “Porque los que gobiernan no son objeto de temor para el hecho bueno, sino para el malo. [...] Es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo que es malo”. (Ro 13:3, 4; 1Pe 2:13, 14; compárese con Gé 9:6.)

La tendencia vindicativa del hombre imperfecto. El hombre caído e imperfecto tiene la tendencia a vengarse de los que le tratan injustamente o de aquellos a quienes odia. Quien comete adulterio con la esposa de otro hombre corre el peligro de recibir la venganza retributiva del esposo, como lo expresa el proverbio: “Porque la furia de un hombre físicamente capacitado son los celos, y no mostrará compasión en el día de la venganza. No dará consideración a ninguna clase de rescate, ni mostrará disposición favorable, no importa cuán grande hagas el presente”. (Pr 6:32-35.) No obstante, la venganza personal suele ir acompañada de ira descontrolada, lo que no solo no logra ningún buen propósito, sino que acarrea la ira de Dios contra el que se venga así. (Snt 1:19, 20.)




Enemigos de Dios y sus siervos. Quienes odian a Dios muestran hostilidad a Sus siervos e intentan vengarse de ellos. No se trata de un acto de justicia, sino que es la expresión de la hostilidad que sienten hacia lo que es recto y justo, y un intento de deshacerse de aquellas personas rectas que condenan su iniquidad mediante su palabra y modo de actuar. (Sl 8:2; 44:15, 16.) En algunas ocasiones se ha asesinado a los siervos de Dios con la idea torcida de que se ha ejecutado justicia. (Jn 16:2.) No obstante, al ejecutar esta supuesta “justicia vengativa” no agradan a Dios, sino que amontonan venganza contra ellos mismos. Es cierto que en algunas ocasiones Jehová se valió de las naciones, como Babilonia, para traer su propia venganza sobre su pueblo Israel cuando este quebrantaba el pacto que había celebrado con Él. (Le 26:25.) Pero a esas naciones las movía el odio y la malicia, y actuaban con venganza, por lo que Jehová también se vengó de ellas. (Lam 3:60; Eze 25:12-17.)



Fidel Castro, no estaba al tanto de la UMAP, pese a que uno de los que la sufrió testimonia como Fidel Castro pasó por el campamento en que él estaba recluido y no quiso prestar oido a lo que se le decía. Ese testimonio está en el documental Conducta Impropia.
http://vimeo.com/42992988






La revista Mella era la revista de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Discurso de Fidel Castro del 13 de marzo de 1963 antes de hablar. El discurso completo de Fidel Castro puede leerse en:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1963/esp/f130363e.html

Unos fragmentos:

“ ¡Un momento! Es que ustedes no me han dejado completar la idea (RISAS y APLAUSOS). Muchos de esos pepillos vagos, hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos (RISAS); algunos de ellos con una guitarrita en actitudes “elvispreslianas”, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre.
¿Jovencitos aspirantes a eso? ¡No! “Arbol que creció torcido...”, ya el remedio no es tan fácil. No voy a decir que vayamos a aplicar medidas drásticas contra esos árboles torcidos, pero jovencitos aspirantes, ¡no!

Hay unas cuantas teorías, yo no soy científico, no soy un técnico en esa materia (RISAS), pero sí observé siempre una cosa: que el campo no daba ese subproducto. Siempre observé eso, y siempre lo tengo muy presente.

Estoy seguro de que independientemente de cualquier teoría y de las investigaciones de la medicina, entiendo que hay mucho de ambiente, mucho de ambiente y de reblandecimiento en ese problema. Pero todos son parientes: el lumpencito, el vago, el elvispresliano, el “pitusa” (RISAS). ¿Y qué opinan ustedes, compañeros y compañeras? ¿Qué opina nuestra juventud fuerte, entusiasta, enérgica, optimista, que lucha por un porvenir, dispuesta a trabajar por ese porvenir y a morir por ese porvenir? ¿Qué opina de todas esas lacras? (EXCLAMACIONES.) Entonces, consideramos que nuestra agricultura necesita brazos (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Entonces, ¿qué les espera a los seguidores de Fidel Castro? Jehová, el Dios de justicia, promete: “Mía es la venganza; yo recompensaré”. Quienes se empeñan en practicar el pecado sin importarles el daño que hacen a los demás deberían recordar algo: nadie puede burlar las justas leyes divinas y salir impune. Para empezar, muchos sufren las consecuencias directas de sus actos (Gálatas 6:7). Pero, aun si no reciben su merecido ahora, sin falta lo recibirán cuando llegue el momento en que Dios elimine las injusticias de la Tierra (Proverbios 2:21, 22). No hay que olvidar la advertencia de Pablo: “Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo” (versículo 31).
Tal como hemos visto, Jehová no va a pasar por alto la conducta de quienes pecan deliberadamente. ¡Cuánto nos consuela saber esto, sobre todo si hemos sido víctimas de la maldad de estas personas! Confiamos plenamente en que Dios, quien ama la justicia, se encargará de vengar todos los actos malvados a su debido tiempo.

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