lunes, 19 de mayo de 2014

¿Separados por Facebook?

Es el mal uso de esta herramienta lo que podría desestabilizar a una pareja, siendo muchas veces utilizado como método de contacto con terceras personas.

Celos, desconfianza e inseguridad son algunos de los sentimientos que puede despertar el uso de Facebook, emociones que han hecho más recurrentes las consultas de parejas por problemas de este tipo durante el último tiempo.

El doctor Guillermo Gabler, psiquiatra de Clínica Alemana, explica que el principal motivo de consulta es infidelidad, aunque también aclara que el problema está determinado por el uso que se le da a esta red de comunicación virtual, lo que podría desestabilizar a una pareja.

"Ninguna herramienta es mala en sí misma y todas pueden cumplir funciones tremendamente positivas, pero también pueden prestarse para un uso inadecuado. El problema es el operador, no la máquina, y va a depender de lo que cada uno busque, ya que para algunos es un instrumento laboral, para otros, una manera de contactar a los amigos, mientras que para ciertas personas es la única red de interacción social", sostiene.

¿Por culpa de Facebook?

El doctor Gabler señala que en todas partes hay tentaciones, lo que pasa es que en Facebook esos estímulos están "más a mano".

"El 'problema' de Facebook es que se trata de una herramienta que permite encontrar a gente que ya se conoce y que por diversas razones ha perdido el contacto, a diferencia de otras redes sociales en que la idea es conocer gente nueva, lo que toma más tiempo. Sirve como primer contacto y después las personas siguen comunicándose por teléfono, por lo que es un gran facilitador del encuentro entre personas, lo que muchas veces lleva a hallar a ex parejas o amigos(as) que producen celos en la pareja o que pueden dar pie a una infidelidad, lo que lógicamente no siempre pasa", agrega.

En general, las parejas con problemas de base serían las que están más vulnerables a presentar crisis producto de Facebook, debido a que uno de los miembros empieza a buscar por fuera lo que no encuentra dentro de la relación. Sin embargo, el doctor Gabler aclara que el resto no está impermeable a este tipo de conflictos.

Cuando una pareja funciona más o menos normal y reúne los requisitos para una relación sana como, por ejemplo, tener confianza, el uso de Facebook no debería causar problemas. Es casi como que "usen el teléfono".

Lo importante, dice el especialista, es tener clara la definición de infidelidad dentro de la relación y que los límites estén establecidos, ya que para algunos ser infiel se trata sólo de algo físico y para otros lo virtual también constituye un engaño. "Son temas complicados porque no hay definiciones generales y va a depender de las reglas de cada pareja".

Lo que se ha visto es que el uso de esta herramienta por parte de uno de los miembros de la pareja provoca celos a través de la constante información sobre lo que el otro hace en la red, de quién es amigo(a) y en qué fotos está etiquetado.

"Es esperable que alguien sienta celos, pero es la conjunción de elementos lo que define qué es normal o no en la pareja, ya que depende de la personalidad de cada uno", afirma. 

Esta sensación de inseguridad, dice el especialista, estaría condicionada porque Facebook permite el acceso a información que de otra forma no se podría conocer, la que muchas veces carece de contexto y se presta para malos entendidos, donde todo puede tener una segunda lectura.

¿Qué debo tener en cuenta al usar una red social?

8 de Julio de 2013 a la(s) 22:26


“Tengo amigos en el extranjero, y la mejor manera de mantenernos en comunicación es mediante las redes sociales. Me encanta poder hablar con ellos aunque estén muy, muy lejos.” (Sue, 17 años)

“Para mí, las redes sociales son una pérdida de tiempo. Es la manera que tienen los perezosos de relacionarse con los demás. La única forma de cultivar las amistades es cara a cara.” (Gregory, 19 años)

¿CON cuál de estas opiniones te identificas más? Sea cual sea tu respuesta, hay una realidad que no se puede negar: las redes sociales se han hecho inmensamente populares.* Mira si no es verdad: a la radio le tomó treinta y ocho años captar 50.000.000 de usuarios; a la televisión le tomó trece, y a Internet, solo cuatro. En cambio, la red socialFacebook atrajo más de 200.000.000 de usuarios en un período reciente de ¡doce meses!




Casi dos terceras partes de los usuarios de la red social número uno tienen 25 años o más. Y por si fuera poco, en 2009, el mayor porcentaje de crecimiento tuvo lugar entre mayores de 55 años.

Aun así, siguen siendo millones los jóvenes que usan las redes sociales, y muchos de ellos las consideran su medio favorito de comunicación. “Yo desactivé mi cuenta —comenta Jessica, una adolescente—, pero tuve que reactivarla porque nadie me llamaba. Salirse de una red social es como desaparecer del mapa.”

¿Por qué atraen tanto las redes sociales? La respuesta es sencilla: porque llevamos en los genes la necesidad de interactuar con los demás, y eso es precisamente lo que nos permiten hacer las redes sociales. Veamos qué podría impulsar a alguien a abrir una cuenta.




 1. La conveniencia.
“No es fácil mantenerse en contacto con los amigos, pero el problema se resuelve si todos están en el mismo sitio.” (Leah, 20 años.)
“Poner un comentario en la red es como enviar un correo simultáneo a todos los amigos.” (Kristine, 20 años.)

 2. La presión de los amigos.
“Todos se la pasan pidiéndome que me una a su lista de amigos, pero como no tengo cuenta, no puedo.” (Natalie, 22 años.)
“Cuando le digo a la gente que no quiero abrir una cuenta, me miran como si estuviera loca.” (Eva, 18 años.)

 3. La presión de los medios de comunicación.
“Los medios de comunicación han difundido la creencia de que si no estás conectado las veinticuatro horas, perderás a tus amigos. Y como sin amigos no hay vida, quien no está en una red social no existe.” (Katrina, 18 años.)

 4. La escuela.
“Mis profesores tienen cuenta, y algunos la usan para avisarnos cuándo habrá examen. O si no entiendo algo de matemáticas, por ejemplo, puedo poner un mensaje en el muro de mi profesor y él me ayuda a resolverlo en línea.” (Marina, 17 años.)

 5. El empleo.
“Si estás buscando empleo, las redes sociales son una herramienta muy útil. A veces te ayudan a conseguirlo.” (Amy, 20 años.)
“Mi trabajo exige el uso de una red social. Allí los clientes pueden ver los proyectos de diseño gráfico en los que estoy trabajando.” (David, 21 años.)

Ahora pregúntate: “¿Debo yo abrir una cuenta?”. Bueno, si vives con tus padres, la decisión es de ellos (Proverbios 6:20). Si tus padres no quieren que abras una cuenta, deberías obedecerlos (Efesios 6:1).
Hay otros padres que les permiten a sus hijos adolescentes usar una red social, pero bajo su supervisión. Si ese es tu caso, ¿podría decirse que están invadiendo tu privacidad? Para nada. Como se trata de una herramienta muy poderosa, es lógico que se preocupen por el uso que le vas a dar. Recuerda que prácticamente todo lo relacionado con Internet presenta riesgos, y las redes sociales no son la excepción. Ahora, si te dejan abrir una cuenta, ¿cómo puedes evadir las trampas?




Sé un “conductor” precavido

En cierto modo, usar Internet es como conducir un automóvil. Seguramente has notado que no todo el que tiene licencia es un conductor responsable. Mucha gente ha causado terribles accidentes por negligencia.

Lo mismo pasa con quienes usan Internet. Algunos “conducen” con cuidado y otros son temerarios. Si tus padres te han dado permiso para abrir una cuenta, es porque confían en que sabrás navegar por esta zona especialmente complicada del ciberespacio. ¿Qué clase de “conductor” has demostrado ser? ¿Uno que “salvaguarda la sabiduría práctica y la capacidad de pensar”? (Proverbios 3:21.)

En este artículo hablaremos de dos aspectos relacionados con las redes sociales que debes tomar muy en serio: tu privacidad y tu tiempo. El siguiente número tratará sobre tu reputación y tus amistades.

TU PRIVACIDAD

Al oír la expresión red social, quizás lo último que te venga a la cabeza sea tu privacidad. Después de todo, el objetivo de las redes es dar a conocer tu vida a la gente, ¿no? Pero si no tomas las debidas precauciones, puedes provocar un desastre.

Imagínate que vas caminando con tus amigos por la calle y llevas una gran cantidad de dinero. ¿Irías enseñándoselo a todo el mundo? ¡Claro que no! Eso sería tan tonto como ponerse un letrero que dijera: “¡Róbenme!”. Si eres inteligente, llevarás el dinero donde no se vea.

Piensa que tu información personal es como dinero en efectivo. Fíjate ahora en la lista de abajo y marca las cosas que no le revelarías a un desconocido:

․․․․․ mi domicilio
․․․․․ mi correo electrónico
․․․․․ mi escuela
․․․․․ la hora en que estoy en casa
․․․․․ la hora en que no hay nadie en casa
․․․․․ mis fotos
․․․․․ mis opiniones
․․․․․ mis gustos

Aun si eres la persona más extrovertida del mundo, concordarás en que hay por lo menos algunas cosas de la lista que no deberías revelar a cualquier persona, ¿no es cierto? Pues muchos jóvenes —y no tan jóvenes— sin querer han dado a conocer esos datos a perfectos desconocidos. ¿Cómo puedes tú evitar esa trampa?




Si ya tienes permiso para usar una red social, aprende a modificar las opciones de privacidad y hazlo. No dejes tu privacidad en manos del sitio. La realidad es que las opciones predeterminadas permiten el acceso a tu muro a más personas de las que te imaginas. Esa fue una de las razones por las que Allison cambió las opciones de su cuenta para que solo sus amigos más cercanos pudieran ver sus comentarios. “Algunos de mis amigos tienen amigos que yo no conozco —dice ella—, y no quería que esas personas supieran de mi vida.”

Aun si te comunicas únicamente con tus amigos más íntimos, debes tener cuidado. Corrine, de 21 años, comenta: “Hay quienes se hacen adictos a recibir comentarios y comienzan a poner más información personal de la que deberían”.

Nunca olvides que en Internet la privacidad es un concepto relativo. “Los grandes sitios de Internet respaldan continuamente sus bases de datos”, advierte Gwenn Schurgin O’Keeffe en su libro CyberSafe, para luego añadir: “Lo que ponemos en el ciberespacio nunca desaparece del todo. Debemos verlo como algo permanente, pues siempre habrá por ahí una copia. Sería absurdo creer lo contrario”.

TU TIEMPO

Otra cosa que puede compararse a una gran suma de efectivo es tu tiempo. Por eso es necesario que prepares un presupuesto, por decirlo así (Eclesiastés 3:1). Ese es uno de los mayores desafíos al emplear las redes sociales y demás funciones de Internet.

“A menudo me pasa que digo: ‘Voy a ver qué hay de nuevo, solo un minuto’; y una hora después sigo allí pegada.” (Amanda, 18 años.)

“Yo fui adicta. Todos los días, después de la escuela, pasaba horas en casa viendo los comentarios de mis amigos y lo que ellos habían escrito sobre los míos.” (Cara, 16 años.)

“Tenía acceso al sitio desde mi teléfono, de modo que lo revisaba de camino a la escuela, en la escuela y de regreso a casa, donde continuaba en la computadora. Me había hecho adicta y lo sabía, ¡pero no quería parar!” (Rianne, 17 años.)

Si te han dado permiso para usar alguna red social, calcula el tiempo que sería razonable dedicarle cada día y trata de controlarte. Anota cuánto tiempo pasas en las redes sociales durante un mes y ve si estás cumpliendo con los límites que te fijaste. Recuerda: tu tiempo es como tu dinero. No dejes que las redes sociales te lleven “a la quiebra”. Al fin y al cabo, ¿no es verdad que hay otras cosas más importantes en la vida? (Efesios 5:15, 16; Filipenses 1:10.)

Algunos jóvenes han tomado medidas firmes para no perder el control sobre su tiempo. Estas son algunas:
“Desactivé mi cuenta, y me empezó a sobrar el tiempo. ¡Me sentí libre! Hace poco la reactivé, pero ahora yo tengo el control. A veces paso días sin revisarla, y hasta me olvido de que existe. Si vuelve a darme problemas, la desactivo y ya.” (Allison, 19 años.)

“A veces me tomo unas ‘vacaciones de la red’: desactivo mi cuenta por un par de meses y luego vuelvo a activarla. Lo hago cada vez que percibo que me estoy pasando de la raya con el tiempo. Ahora no me siento tan apegada como antes. La uso para un propósito específico y me salgo.” (Anne, 22 años.)




El problema de fondo

Hay otro aspecto de las redes sociales que debes tomar en cuenta. Para entenderlo mejor, marca (✔) la opción que te parezca más acertada.

Una red social es principalmente:
A) ․․․․․ un negocio.
B) ․․․․․ un club social.
C) ․․․․․ una forma de entretenimiento.

¿Cuál es la respuesta correcta?

Aunque no lo creas, es la A. Una red social es, antes que nada, un negocio. Su objetivo es hacer dinero, sobre todo mediante la publicidad. Y para los anunciantes, el valor de una red aumenta conforme se une más gente a ella e incluye más amistades en su círculo. Si lo piensas, es lógico: cuanto más tiempo estés en la red, más anuncios verás.

Saber esto te ayudará a comprender que una red social no tiene nada que perder —y los anunciantes tienen mucho que ganar— si gritas tus intimidades a los cuatro vientos o si pasas mucho tiempo en línea. Por eso, recuerda: si estás suscrito a una red social, mantén a salvo tu información privada y controla el tiempo que le dedicas.


¿POR QUÉ NO LES PREGUNTAS A TUS PADRES?

  Habla de la privacidad en Internet con tus padres. ¿Qué cosas sería mejor no divulgar? ¿Qué información podría ser peligroso colocar en cualquier sitio de la red? Pregúntales cómo equilibrar la comunicación en línea con la comunicación en persona. Si es necesario hacer cambios, ¿cuáles te recomiendan?




Enumera los siguientes aspectos en orden de importancia para ti:
․․․ mi privacidad
․․․ mi tiempo
․․․ mi reputación
․․․ mis amistades

¿A CUÁL le pusiste el número uno? Pues ese aspecto de tu vida —así como los otros tres— podría estar en peligro si formas parte de una red social por Internet.

¿Deberías pertenecer a una red social? Si vives con tus padres, la decisión es de ellos (Proverbios 6:20).* Como casi todo lo demás que tiene que ver con Internet, las redes sociales tienen sus pros y sus contras. De modo que si ellos no quieren que abras una cuenta, deberías obedecerlos (Efesios 6:1).

Ahora bien, si te dan permiso para tener tu cuenta, ¿cómo puedes evitar las trampas? En el número anterior de ¡Despertad! analizamos dos aspectos relacionados con esta cuestión: tu privacidad y tu tiempo. A continuación hablaremos de tu reputación y tus amigos.

TU REPUTACIÓN

Proteger tu reputación significa no darle a nadie razones válidas para pensar mal de ti. Ilustrémoslo: imagínate que tienes un carro último modelo sin un solo rasguño. ¿No te gustaría conservarlo así? ¿Cómo te sentirías si chocaras por descuido y el auto quedara destrozado?

Algo parecido puede pasarle a tu reputación en una red social. “Basta una foto inapropiada o un comentario imprudente para arruinar tu reputación”, asegura Cara. Piensa en el impacto que podría tener en tu reputación lo siguiente:

● Tus fotos. El apóstol Pedro escribió: “Lleven una vida ejemplar en medio de los que no conocen a Dios” (1 Pedro 2:12, La Nueva Biblia Latinoamérica). ¿Con qué te has encontrado al mirar las fotos de tus conocidos en Internet?

“A veces, alguien a quien respeto cuelga en la red fotos en las que parece estar borracho.” (Ana, 19 años.)

“Conozco chicas que posan de manera provocativa; se ven muy distintas a como lucen en persona.” (Cara, 19 años.)

¿Qué pensarías de alguien al ver que en una de sus fotos 1) viste de forma provocativa o 2) parece que ha bebido de más?
1 ․․․
2 ․․․

● Tus comentarios. Efesios 4:29 aconseja: “No proceda de la boca de ustedes ningún dicho corrompido [“conversación obscena”, Nueva Versión Internacional]”. Hay quienes han notado que en las redes sociales existe una tendencia a utilizar lenguaje vulgar y a hablar de chismes y temas inmorales.

“La gente se siente menos cohibida en Internet. Y es que las palabras no parecen tan malas cuando las escribes como cuando las pronuncias. Pero la realidad es que no hace falta escribir palabrotas para ser atrevido o hasta vulgar.” (Danielle, 19 años.)

¿Por qué crees que la gente se siente menos inhibida cuando está frente a una computadora?

¿Realmente importan los comentarios que hagas o las fotos que subas? ¡Por supuesto! “En la escuela se habla mucho sobre el tema de las redes sociales —asegura Jane, de 19 años —. Dicen que las empresas evalúan la personalidad de los solicitantes analizando su página.”

En su libro Facebook for Parents (Facebook para padres), el doctor Brian J. Fogg explica que eso es precisamente lo que él hace cuando contrata a alguien: “Lo veo como parte de mi labor de reclutamiento.

Si consulto el perfil de un solicitante y noto cosas de mal gusto, lo rechazo. ¿Por qué? Porque yo exijo prudencia absoluta de la gente que trabaja conmigo”.

Si eres cristiano, hay algo aún más importante que debes tomar en cuenta: el efecto que tus comentarios y fotos podrían tener en los demás, sean o no tus hermanos espirituales. El apóstol Pablo escribió: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo” (2 Corintios 6:3; 1 Pedro 3:16).




Qué puedes hacer

Si tus padres te autorizan a usar una red social, mira las fotos de tu muro y pregúntate: “¿Qué dicen de mí? ¿Es esta la imagen que quiero dar? ¿Me avergonzaría si mis padres, algún anciano o un posible empleador las vieran?”. Si tu respuesta a la última pregunta es afirmativa, cámbialas. Eso fue lo que hizo Kate, de 21 años: “Un anciano me hizo un comentario sobre la foto de mi perfil y se lo agradezco —comenta ella—, porque su intención era ayudarme a cuidar mi reputación”.

También analiza detenidamente tus comentarios, así como los que tus amigos ponen en tu muro. No toleres “ni tonterías ni bromas groseras” (Efesios 5:3, 4, Reina-Valera, 1989). Jane dice: “A veces la gente escribe en tu muro palabras obscenas o con doble sentido. Esos comentarios hablan mal de ti aunque no sean tuyos, porque están en tu muro”.

¿Qué límites establecerás a fin de no dañar tu reputación con tus fotos y comentarios?

TUS AMISTADES

Si tuvieras un auto nuevo: ¿invitarías a subir a cualquiera? Una vez que te den permiso para abrir una cuenta, tendrás que hacerte una pregunta parecida a la hora de invitar —o aceptar— amigos. ¿Con cuánto cuidado harás la selección?

“Hay quienes buscan un solo objetivo: conseguir amigos en línea. Cuantos más, mejor. Tanto lo desean que hasta añaden gente que realmente no conocen.” (Nayisha, 16 años.)

“Las redes sociales te permiten retomar el contacto con conocidos del pasado. Pero en realidad, algunas de esas personas deberían quedarse en el pasado.” (Ellen, 25 años.)

Qué puedes hacer

Sugerencia: Revisa y borra. Revisa tu lista de amigos y modifícala siempre que sea necesario. En cada caso pregúntate:

1. “¿Qué sé de esta persona aparte de lo que está en línea?”
2. “¿Qué tipo de fotos sube y qué comentarios hace?”
3. “¿Diría yo que es una buena influencia para mí?”
“Por lo común, reviso mi lista de amigos una vez al mes. Si veo a alguien que me hace sentir incómoda o que no conozco bien, lo borro.” (Ivana, 17 años.)

Sugerencia: Establece una “regla para hacer amigos”. Fija una regla sobre el tipo de persona que invitarías o aceptarías como amigo, tal como haces fuera de Internet (1 Corintios 15:33). Leanne comenta: “Mi regla es: si no te conozco, no acepto tu solicitud. Y si veo algo en tu muro que me incomoda, te borro de mi lista y no vuelvo a aceptar solicitudes tuyas”. Otros jóvenes tienen normas parecidas.

“Yo no me hago amiga de cualquiera; podría ser peligroso.” (Erin, 21 años.)

“He recibido solicitudes de anteriores compañeros de clase para que los acepte como amigos. Pero si en el pasado hice todo lo posible por mantenerme alejado de ellos, ¿por qué habría de cambiar ahora?” (Alex, 21 años.)

A cada cristiano le corresponde asegurarse de no violar los principios bíblicos al usar Internet (1 Timoteo 1:5, 1)

Un proverbio bíblico señala: “Es mejor la buena reputación que las muchas riquezas”. (Proverbios 22:1, Nueva Biblia al Día)


A LOS PADRES

  Sus hijos podrán saber más que ustedes sobre el mundo de Internet, pero de ningún modo tienen el mismo grado de madurez (Proverbios 1:4; 2:1-6). Es tal como dijo Parry Aftab, una especialista en seguridad en Internet: “Los muchachos saben más de tecnología, pero los padres saben más de la vida”.

  En los últimos años, las redes sociales se han vuelto muy populares. ¿Es su adolescente lo suficientemente maduro como para pertenecer a una de ellas? Eso les toca a ustedes decidirlo. Inscribirse en una red social es como conducir un auto, tener una cuenta bancaria o usar una tarjeta de crédito: conlleva riesgos. ¿En qué campos?

  LA PRIVACIDAD. Hay muchos jóvenes que no comprenden los riesgos de subir demasiada información a la red. No obstante, al revelar su dirección, su escuela o la hora a la que están en casa o fuera de ella, podrían poner en peligro su seguridad y la de su familia.

  Qué pueden hacer. Cuando sus hijos eran pequeños, ustedes les enseñaron a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, ¿no es cierto? Ahora que son adolescentes, enséñenles a navegar con seguridad por Internet.  Hagan todo lo posible por ayudarlos a cultivar “la sabiduría práctica y la capacidad de pensar” para que estén más seguros en línea (Proverbios 3:21).

  EL TIEMPO. Las redes sociales pueden ser adictivas. “A los pocos días de abrir mi cuenta ya no podía dejar de consultarla —comenta Rick, de 23 años—. Pasaba horas y horas viendo fotos y comentarios.”

  Qué pueden hacer.  Enseñen a sus hijos por qué es importante ser “moderado en los hábitos” y ponerse un límite de tiempo (1 Timoteo 3:2). ¡Y recuérdenles que también hay vida fuera de Internet!

  LA REPUTACIÓN. “Por sus prácticas el muchacho se da a conocer”, dice un proverbio (Proverbios 20:11). Y eso ciertamente se puede decir de lo que hacen en línea. Además, en vista de que las redes sociales son foros públicos, lo que sus hijos hacen en ellas podría perjudicar no solo su reputación, sino la de toda la familia.

  Qué pueden hacer. Los muchachos deben entender que lo que hacen en una red socialrevela la clase de personas que son. También es necesario que comprendan que lo escrito en Internet, escrito queda. “A los niños les cuesta mucho captar la idea de que la información en línea es permanente, pero es vital que empiecen a aprenderlo desde ya”, apunta la doctora Gwenn Schurgin O’Keeffe en su libro CyberSafe. Luego añade: “Una manera de enseñar a los hijos a comportarse en línea es recordarles que no deben decir en Internet lo que no se atreverían a decir en persona”.



  LAS AMISTADES. “Muchos adolescentes anhelan ser populares —dice Tanya, de 23 años—. Por eso tienden a aceptar como ‘amigos’ a personas desconocidas o sin principios.”

  Qué pueden hacer. Ayuden a sus hijos a establecer una “regla para hacer amigos”. Por ejemplo, Alicia, de 22 años, rara vez añade a su lista a los amigos de sus amigos. ¿Por qué? “Si no conozco a la persona o si nunca nos hemos visto cara a cara, no veo por qué aceptarla —contesta ella—, aunque tengamos amigos en común.”

  Tim y Julia abrieron su propia cuenta para poder saber qué amigos tiene su hija y qué comentarios hace. “Le pusimos una condición: que nos incluyera en su lista —indica Julia—. Cuando se comunica con ellos es como si los invitara a casa, y queremos conocerlos.”




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