miércoles, 14 de mayo de 2014

Podemos conocer el futuro

La mayoría de las personas meditan con seriedad en el futuro. Quieren hacer planes, invertir inteligentemente y sentirse seguras. Ahora bien, ¿hay algún modo de conocer con certeza lo que deparará el porvenir?
EMPEÑADOS en descubrir lo que les deparará el futuro, los seres humanos lo han probado todo. Los futurólogos analizan las tendencias actuales y emiten sus predicciones en función de ellas. Los economistas proceden del mismo modo en su campo. Los astrólogos y adivinos recurren a los horóscopos, las bolas de cristal y el ocultismo. Estos últimos tienen multitud de seguidores, como se ve en el caso del astrólogo francés Nostradamus, que sigue siendo popular pese a llevar muerto varios siglos.
Todos estos aspirantes a profetas han resultado muy decepcionantes y no merecen ninguna confianza. ¿Por qué? Porque no tienen en cuenta a Jehová Dios y su Palabra, la Biblia. Esta es la razón por la que no dan respuesta a preguntas fundamentales como las siguientes: “¿Por qué puedo estar seguro de que se van a hacer realidad las predicciones de la Biblia? ¿Cómo encajan estas en el propósito de Dios para los seres humanos? ¿Cómo podemos beneficiarnos mi familia y yo de tales profecías?”. La Biblia contesta estas cuestiones.
Las predicciones bíblicas también son superiores en muchos otros sentidos. A diferencia de los vaticinios de los astrólogos, tienen en cuenta el libre albedrío. Nadie es víctima del destino (Deuteronomio 30:19). Los escritos de gente como Nostradamus adolecen de vacío moral, un vacío que compensan con misterio y sensacionalismo. La Biblia, en cambio, tiene una firme base moral. Explica por qué va a obrar Dios como se ha propuesto (2 Crónicas 36:15). Y las profecías de Jehová nunca fallan, pues “Dios [...] no puede mentir” (Tito 1:2). Así, la vida de las personas a quienes guía la Palabra de Dios está bien orientada, tiene sentido y es feliz, pues no desperdician su valioso tiempo y recursos en búsquedas inútiles (Salmo 25:12, 13).
Estos y otros muchos puntos se analizaron en las asambleas de distrito “La palabra profética de Dios”, que los testigos de Jehová celebraron por todo el mundo durante los años 1999 y 2000. Mediante discursos, entrevistas, demostraciones y un drama bíblico, se centró la atención de los asistentes en la maravillosa herencia espiritual de que disfrutan los que estudian y ponen en práctica la palabra profética de Dios. 

La explicación del libro de Daniel
Los asambleístas estaban ansiosos de conseguir el nuevo libro de 320 páginas:                   Prestemos atención a las profecías de Daniel. ¿Qué les pareció? Veamos lo que dijeron algunos de ellos.
“Como a la mayoría de los adolescentes, no me gusta estudiar historia antigua, así que cuando me dieron mi ejemplar del nuevo libro, Prestemos atención a las profecías de Daniel, no puedo decir que me entusiasmara la idea de leerlo, pero lo intenté. Pues bien, reconozco que estaba muy equivocada. Es uno de los mejores libros que he tenido jamás en las manos. Realmente te engancha. Ya no me parece estar leyendo una historia ocurrida hace miles de años. Por primera vez tengo la impresión de que puedo ponerme en el lugar de Daniel. Logro visualizar de verdad cómo sería que te apartaran de tu familia, te llevaran a una tierra extranjera y pusieran a prueba tu fe una y otra vez. Muchas gracias por este libro.”—Anya.
“Lo que más me ayuda es el mensaje inequívoco de que Jehová tiene control absoluto de los asuntos relacionados con su pueblo. Las visiones y los sueños de Daniel, así como los de otras personas que él interpretó, dejan claro que nuestro Dios nunca permitirá que los sucesos vayan por un derrotero distinto del que él se ha propuesto. Este hecho fortalece la esperanza en los cuadros proféticos de la Biblia concernientes al nuevo mundo que traerá.”—Chester.
“Me encanta cómo han hecho que Daniel cobre vida. Me familiaricé mejor con él gracias a cómo pusieron de relieve sus preocupaciones e inquietudes. Entendí mejor por qué Jehová lo consideró muy deseable. Cuando sufrió pruebas y persecuciones, no se preocupó por sí mismo. Su mayor preocupación fue Jehová y Su hermoso nombre. Gracias por destacar estos puntos.”—Joy.
“Es lo que estábamos esperando. Nunca antes se había mostrado cuánta información del libro de Daniel tiene que ver con todos nosotros. Después de leer gran parte del nuevo libro la noche que lo recibimos, no pude menos que detenerme a dar gracias a Jehová.”—Mark.
“Lo que no nos esperábamos es el impacto que ha tenido en nuestros hijos, de cinco y tres años de edad. [...] Es verdad que entre sus narraciones favoritas de Mi libro dehistorias bíblicas siempre han estado las de Daniel, Hananías, Misael y Azarías, pero la presentación del libro Las profecías de Daniel ha tenido en ellos un efecto que no preveíamos. Aunque son muy pequeños, parece que pueden identificarse con estos jóvenes rectos. ¡Qué maravillosos modelos de conducta para nuestros hijos! ¡Y qué magnífico instrumento nos han dado! Muchísimas gracias.”—Bethel.
“Me parecía encontrarme allí mismo con los jóvenes hebreos cuando su fe era sometida a prueba, y eso me animó a examinar la mía. Las secciones de repaso, tituladas “¿Qué ha aprendido?”, graban el contenido de los capítulos en el corazón. Una vez más les doy las gracias por otra obra maestra.”—Lydia.


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