sábado, 17 de mayo de 2014

¿Qué opina usted del continuo deterioro de la sociedad humana?

Muchos son indiferentes, y hasta insensibles, a los angustiosos sucesos de nuestros días. Los hombres influyentes e intelectuales del mundo no disciernen el significado de “las señales de los tiempos”, y tampoco los guías religiosos han dado la debida orientación al respecto (Mateo 16:1-3). 

 Abunda la maldad del hombre, lo cual se evidencia en su actitud para con Dios y el prójimo. El derrumbe moral y la escalada del delito y la violencia son palpables. Las personas se han vuelto amadoras del dinero más bien que de Dios, y están obsesionadas con los placeres. Todo esto es prueba de que estamos viviendo “tiempos críticos” (2 Timoteo 3:1-5).

¿Y qué puede decirse de la atmósfera moral de la actualidad? En estos últimos días, la vida de muchas personas gira en torno al sexo. En una expresiva descripción, Pablo dice de ellas que han llegado a estar “más allá de todo sentido moral”; muchas se han entregado “a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez” (Efesios 4:19). La pornografía, las relaciones prematrimoniales, el abuso de menores y la homosexualidad están a la orden del día. Algunos ya están “recibiendo en sí mismos la recompensa completa” en forma de enfermedades de transmisión sexual, ruptura de los lazos familiares y otros males sociales (Romanos 1:26, 27).

 Aunque la violencia ha marcado el curso de la historia de la humanidad, nuestra época la ha sufrido a una escala sin precedentes, al igual que sucedió en los tiempos de Noé. Continuamente oímos noticias de casos de violencia doméstica, actos terroristas y campañas de genocidio, así como de masacres perpetradas, sin motivo aparente, por hombres armados. Y a todo ello hay que sumar el derramamiento de sangre que causan las guerras. El planeta ha vuelto a llenarse de violencia. ¿Por qué? ¿Qué ha contribuido a este aumento? 

Cuando el Reino mesiánico de Dios se estableció en 1914 en los cielos, su Rey entronizado, Jesucristo, hizo algo trascendental: expulsó del cielo a Satanás el Diablo y sus demonios, y los arrojó a la Tierra y sus inmediaciones (Revelación 12:9-12). Antesdel Diluvio, los ángeles desobedientes abandonaron de forma voluntaria su hogar celestial; en tiempos modernos, sin embargo, se les echó de allí por la fuerza. Además, ya no poseen la facultad de materializarse para disfrutar de ilícitos placeres carnales en la Tierra. Presas de la frustración, la ira y el miedo a su inminente condena, influyen enhombres y organizaciones para que ejecuten actos criminales y violentos de una magnitud superior incluso a la de los días de Noé. Jehová borró de la existencia a aquelmundo cuando los ángeles desobedientes y su descendencia lo llenaron de maldad, ypodemos tener la completa seguridad de que lo mismo hará en nuestros días (Salmo 37:10). Sin embargo, los que se mantienen alerta saben que su liberación está cerca.

La semejanza entre nuestros tiempos y el mundo anterior al Diluvio puede verse en la comisión que recibió Noé. Además de construir una enorme arca, fue un “predicador” (2 Pedro 2:5). ¿Cuál era su mensaje? Evidentemente, contenía un llamado al arrepentimiento y una advertencia de la destrucción que se avecinaba. Jesús dijo que los contemporáneos de Noé “no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos” (Mateo 24:38, 39).



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