lunes, 19 de mayo de 2014

Sigamos buscando primero el Reino

En la actualidad, millones de personas de todo el planeta están, de hecho, buscando primero el Reino. Le demuestran su apoyo haciendo que su vida gire en torno al cumplimiento de la voluntad de Jehová, a quien se han dedicado. Por otro lado, la inmensa mayoría de la humanidad persigue objetivos puramente terrenales. Luchan por obtener dinero y los bienes y placeres que este pone a su alcance, o se vuelcan en su carrera profesional. Su modo de vivir refleja preocupación por ellos mismos, las cosas materiales y los placeres. Ponen a Dios en segundo lugar, si acaso creen en él (Mateo 6:31, 32).

 Teniendo en cuenta que ninguna de tales posesiones dura para siempre, Jesús dio el siguiente consejo a sus discípulos: “Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra”. “Más bien —añadió—, acumulen para sí tesoros en el cielo”, lo cual se logra sirviendo a Jehová. Jesús instó a sus seguidores a mantener el ojo “sencillo” concentrando su atención y esfuerzos en efectuar la voluntad divina. “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”, les dijo. Pero ¿cómo debían ver las necesidades materiales, a saber, el alimento, la ropa y el abrigo? “Dejen de inquietarse”, les aconsejó. A continuación los invitó a reparar en las aves, a las que Dios alimenta, y los animó a aprender de las flores, a las que Él viste. ¿Acaso no valen los siervos humanos inteligentes de Jehová mucho más que esas creaciones? “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios —recomendó Jesús—, y todas estas otras cosas [necesarias] les serán añadidas.” (Mateo 6:19-34.) ¿Demuestran sus hechos que así lo cree usted?
No deje que la verdad del Reino quede ahogada
4 Es bueno preocuparse por tener lo suficiente para satisfacer las necesidades materiales propias y de la familia. Ahora bien, la preocupación excesiva por lo material puede traer consecuencias desastrosas. Aunque la persona afirme creer en el Reino, si da prioridad en su corazón a otros asuntos, la verdad del Reino quedará ahogada (Mateo 13:18-22). Por ejemplo, en cierta ocasión, un joven gobernante rico le preguntó a Jesús: “¿Qué tengo que hacer para heredar vida eterna?”. El joven llevaba una vida moral intachable y trataba bien a su prójimo, pero tenía demasiado apego a sus pertenencias, no se sentía capaz de desprenderse de ellas para hacerse seguidor de Cristo. Así pues, dejó pasar la oportunidad de llegar a estar con Cristo en el Reino celestial. Jesús dijo en aquella ocasión: “¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero entrar en el reino de Dios!” (Marcos 10:17-23).
5 Años después, el apóstol Pablo escribió a Timoteo, quien se hallaba en Éfeso (un próspero centro mercantil), y le recordó: “Nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas”. Es apropiado que trabajemos para que nosotros y nuestra familia tengamos “sustento y con qué cubrirnos”. Pero Pablo advirtió: “Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina”. Satanás es astuto. A menudo empieza seduciendo a la persona con cosas pequeñas y después la somete a mayor presión; tal vez se trate de la oportunidad de obtener un ascenso o cambiar de empleo para ganar más dinero, pero a costa del tiempo que antes reservaba para las actividades espirituales. A menos que estemos en guardia, “el amor al dinero” puede ahogar los intereses del Reino, que revisten mucha más importancia. Pablo lo expresó así: “Procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores” (1 Timoteo 6:7-10).

 “Busquen el Reino cuando no tengan otra cosa que hacer”

 Un buen horario nos permitirá aprovechar mejor el tiempo. El propio Jehová tiene “un tiempo señalado” para llevar a cabo su propósito (Éxodo 9:5; Marcos 1:15). De ser posible, es conveniente reservar uno o más momentos a la semana para salir al ministerio del campo. Cientos de miles de testigos de Jehová de todo el mundo han servido de precursores auxiliares, lo que implica dedicar unas dos horas diarias a predicar las buenas nuevas. Otros cientos de miles son precursores regulares, así que invierten unas dos horas y media al día en esa actividad. Los precursores especiales y misioneros pasan todavía más tiempo en el servicio del Reino. También pueden buscarse oportunidades para hablar de la esperanza del Reino informalmente con cualquier persona que esté dispuesta a escuchar (Juan 4:7-15). Deberíamos tener el deseo de participar en esa obra tanto como nos lo permitan nuestras circunstancias, pues Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14; Efesios 5:15-17).

Los testigos de Jehová de toda la Tierra, prescindiendo del país en que vivan, están unidos en este privilegiado servicio. Se aplican a sí mismos el siguiente consejo bíblico divinamente inspirado: “Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor” (1 Corintios 15:58).

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