jueves, 15 de mayo de 2014

Articulación clara

¿Qué implica?
Pronunciar las palabras de modo que se distingan netamente los sonidos. Supone 1) utilizar bien los órganos de la voz y 2) comprender la estructura de las palabras.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
La buena articulación permite que los demás entiendan lo que decimos y contribuye a que lo tomen en serio.
PARA comunicarse eficazmente, usted debe hablar con claridad. Por muy interesante o incluso importante que sea su mensaje, gran parte de él se perderá si no se comprende con facilidad.
Las palabras que no se entienden a plenitud no motivan. Aunque la persona tenga una voz potente, si no articula de manera clara, no inducirá a actuar. Será como si estuviera hablando en un idioma extranjero, ininteligible para los oyentes (Jer. 5:15). La Biblia nos recuerda: “Si la trompeta da un toque de llamada indistinto, ¿quién se preparará para el combate? Así mismo ustedes también, a menos que por la lengua profieran habla fácil de entender, ¿cómo se sabrá lo que se está hablando? En efecto, estarán hablando al aire” (1 Cor. 14:8, 9).
¿Qué dificulta la comprensión de las palabras? Tal vez sea una abertura insuficiente de la boca. Cuando los músculos de las mandíbulas están rígidos y los labios apenas se mueven, los sonidos salen apagados.
Hablar muy rápido también puede dificultar la comprensión. Es como reproducir la grabación de un discurso a mayor velocidad de la debida. Aunque se oigan todas las palabras, se obtiene poco beneficio.
En algunos casos, el problema se debe a defectos en los órganos de la voz. Pero aun con tales impedimentos se puede mejorar considerablemente si se ponen en práctica las sugerencias de esta lección.
Con frecuencia, sin embargo, la razón por la que no se entienden las palabras es que no se articulan bien, es decir, no se pronuncian las vocales y las consonantes de manera diferenciada y con las pausas oportunas. Hay quienes, además, omiten sílabas y sonidos. Cuando se unen los términos indiscriminadamente, los oyentes captan algunas ideas y frases, pero tienen que imaginarse el resto de lo que dice la persona. Así pues, la mala dicción puede disminuir la eficacia de la enseñanza.
Cómo hablar con claridad. Uno de los factores clave para articular claramente es comprender la estructura de los vocablos en el idioma en que se habla. En la mayoría de las lenguas, la forma escrita de las palabras se divide en sílabas, las cuales representan un sonido o conjunto de sonidos pronunciados como una unidad. En tales idiomas suelen pronunciarse todas las sílabas, si bien con distinta intensidad. Si desea mejorar su articulación, hable más despacio y esfuércese por no comerse ninguna sílaba. Al principio, su pronunciación puede parecer exagerada; no obstante, con la práctica irá recuperando la naturalidad. Para que la expresión sea fluida, deberá unir ciertas palabras, pero no lo haga si existe el riesgo de que se oscurezca su significado.
Aunque al hacer los ejercicios para mejorar la articulación hable y lea con una precisión exagerada, tenga cuidado de que no se convierta en su modo habitual de expresarse, pues resultaría afectado, poco natural.
Si le sale la voz algo apagada, aprenda a mantener la cabeza erguida y el mentón alejado del pecho. Cuando lea un pasaje de la Biblia, sosténgala en alto de modo que solo tenga que levantar ligeramente la vista para mirar al auditorio. De esta forma, sus palabras fluirán sin trabas.
Otro factor que mejorará su dicción es aprender a relajarse. Es bien sabido que si los músculos faciales y los que regulan la respiración están tensos, el mecanismo del habla puede verse afectado. Tal tensión perturba la coordinación armoniosa y natural que existe entre la mente, los órganos de la voz y la respiración.
Los músculos de la mandíbula tienen que estar relajados para responder de inmediato a las instrucciones del cerebro. Lo mismo sucede con los labios, que deben encontrarse en condiciones de expandirse y contraerse con rapidez a fin de emitir los muchos sonidos originados en la cavidad bucal y la garganta. Si la mandíbula y los labios están tensos, la boca no se abrirá bien y la voz saldrá a través de los dientes, con un sonido áspero, apagado y poco definido. Ahora bien, tal distensión no debe llegar al extremo de producir una pronunciación descuidada, sino que ha de equilibrarse con el hábito de articular los sonidos con claridad.
Para evaluar su articulación, tal vez le resulte útil leer en voz alta. Observe bien cómo usa los maravillosos órganos del habla. ¿Abre la boca lo suficiente para que los sonidos salgan sin obstáculos? Tenga presente que la lengua no es el único órgano implicado, aunque es uno de los más activos. El cuello, la mandíbula inferior, los labios, los músculos faciales y los músculos de la garganta también intervienen en el proceso. ¿Habla sin realizar movimientos faciales? En tal caso, hay muchas probabilidades de que su articulación sea un poco confusa.
Si tiene una grabadora, registre su voz en una cinta durante varios minutos. Hable con naturalidad, como lo haría en el ministerio del campo. Al escucharse, tal vez perciba que ciertas palabras no se entienden con claridad. Fíjese en si las articula mal, las pronuncia con poca intensidad o las corta, e intente determinar la causa. Por lo general, se puede remediar el problema poniendo en práctica las sugerencias antes presentadas.
¿Tiene un defecto del habla? Pruebe a abrir la boca un poco más de lo que acostumbra y a articular aún con mayor cuidado. Respire hondo y hable despacio. Muchas personas con impedimentos del habla han mejorado su dicción con estas técnicas. Si cecea, retire la lengua de los dientes incisivos al pronunciar el sonido s. En caso de que su problema no se resuelva por completo, no se desespere. Recuerde que Jehová escogió a Moisés —quien tal vez padecía un defecto del habla— para entregar mensajes vitales a Israel y al Faraón egipcio (Éxo. 4:10-12). Si tiene buena disposición, Dios lo utilizará a usted también y bendecirá su ministerio.
CÓMO LOGRAR UNA ARTICULACIÓN CLARA
Cuando hable y lea, pronuncie todas las palabras claramente: con buena dicción, con suficiente volumen y a un ritmo moderado.
No una las palabras de modo que se oscurezca su significado.
Mantenga la cabeza erguida y abra la boca lo suficiente.
Practique la relajación del cuello, la mandíbula, los labios y los músculos faciales y de la garganta.
EJERCICIO: Hable con normalidad. ¿Abre la boca lo suficiente? ¿Debe abrirla un poco más y hacer un mayor uso de los músculos faciales? Lea en voz alta Mateo 8:23-27teniendo en cuenta lo anterior. Acuérdese de mantener la cabeza erguida y relajar los músculos de la mandíbula.

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