sábado, 12 de julio de 2014

JW.ORG: “Para testimonio a todas las naciones”



Datos interesantes sobre JW.ORG
316 idiomas en los que está disponible
220.000 páginas web dentro del sitio
600 idiomas en los que se pueden descargar publicaciones
130 cursos bíblicos solicitados al día desde más de 230 países
5 millones de videos vistos al mes
1,5 millones de descargas diarias
900.000 visitas diarias desde más de 230 países



Turquía: Para muchos, ir y venir del trabajo es ahora más entretenido gracias al sitio de Internet jw.org

Jesús dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). El sitio de Internet jw.org se ha convertido en una herramienta muy eficaz para llegar a “todas las naciones” en el poco tiempo que queda antes de que llegue el fin.

La obra de predicar el Reino y hacer discípulos produjo sorprendentes resultados en el siglo primero. En el Pentecostés del año 33 estaban reunidos unos ciento veinte discípulos en la planta alta de una casa en Jerusalén. Aquel día, el espíritu santo de Dios fue derramado sobre ellos, el apóstol Pedro pronunció un discurso conmovedor en el que explicó el significado de ese milagro, y alrededor de tres mil personas se hicieron creyentes y se bautizaron. Pero eso fue solo el comienzo. A pesar del empeño de los líderes religiosos en reprimir la predicación de las buenas nuevas, “Jehová continuó uniendo diariamente a [los discípulos] los que se iban salvando”. En poco tiempo, “el número de los varones llegó a ser como de cinco mil”. Posteriormente, “siguieron añadiéndose creyentes en el Señor, multitudes de varones así como de mujeres” (Hechos 2:1-4, 8, 14, 41, 47; 4:4; 5:14).

En el año 36 ocurrió otro suceso significativo, a saber, la conversión y el bautismo de Cornelio, un gentil. Cuando Jehová envió al apóstol Pedro a casa de este hombre temeroso de Dios, indicó que el mandato de Jesús de ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones’ no se limitaba a los judíos dispersos por el mundo (Hechos 10:44, 45). ¿Qué reacción tuvieron los hermanos que dirigían la obra al enterarse de esto? Tan pronto como los apóstoles y los ancianos de Judea comprendieron que las buenas nuevas también debían llevarse a las naciones no judías, alabaron a Dios (Hechos 11:1, 18). Mientras tanto, la predicación siguió dando fruto entre los judíos. Años más tarde —posiblemente alrededor del 58— ya había “millares de creyentes [...] judíos”, aparte de los gentiles (Hechos 21:20).

Si bien el aumento en la cantidad de cristianos en el siglo primero es impresionante, no debemos olvidar nunca a las personas tras las cifras. El mensaje bíblico que oyeron era poderoso (Hebreos 4:12). Quienes lo abrazaron hicieron cambios radicales, pues limpiaron sus vidas, se vistieron de la nueva personalidad y se reconciliaron con Dios (Efesios 4:22, 23). Lo mismo sucede hoy día. Además, los que aceptan las buenas nuevas tienen la maravillosa esperanza de vivir eternamente (Juan 3:16).

Los primeros cristianos no se atribuyeron el éxito alcanzado; antes bien, reconocieron que su labor de ministros estaba respaldada por “poder de espíritu santo” (Romanos 15:13, 19). Era Jehová quien causaba el crecimiento espiritual. Al mismo tiempo, los cristianos sabían que tenían el privilegio y la responsabilidad de ser “colaboradores de Dios” (1 Corintios 3:6-9). Por eso, en armonía con la exhortación de Jesús, se esforzaron con vigor por cumplir su encargo (Lucas 13:24).



Ulán Bator (Mongolia)

 El sitio de Internet jw.org se ha convertido en una herramienta muy eficaz para llegar a “todas las naciones” en el poco tiempo que queda antes de que llegue el fin.



Aún no sabemos hasta qué grado se dará testimonio a las naciones ni tampoco el día y la hora en que vendrá el fin. Solo sabemos que será pronto. Nos alegramos de que la predicación de las buenas nuevas a escala tan grande sea solo una de las muchas indicaciones de que se acerca el tiempo en que el Reino de Dios reemplazará a los gobiernos humanos (Daniel 2:44). Todos los años se brinda a millones de personas la oportunidad de aceptar las buenas nuevas para la gloria de Jehová Dios. Resolvámonos a seguir fieles y a mantenernos ocupados, junto con nuestros hermanos de todo el mundo, en dar testimonio a todas las naciones. Así nos salvaremos a nosotros mismos y a los que nos escuchan (1 Timoteo 4:16).

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