viernes, 18 de julio de 2014

Demonios que destruyen matrimonios

El propósito fundamental del matrimonio era la multiplicación del género humano. Jehová, el Creador del hombre y de la mujer, decretó que esta multiplicación se efectuara por medio del matrimonio (Gé 1:27, 28), y solemnizó la primera boda humana (Gé 2:22-24).

El matrimonio formaría un vínculo permanente entre el hombre y la mujer, de modo que pudieran ayudarse mutuamente.



Belfegor – El Demonio de La Pereza. 


Belfegor es uno de los llamados “Siete Príncipes del Infierno”. Él es el demonio de la pereza y todas las manifestaciones que la acompañan: la desidia, el conformismo, la comodidad que conduce a la inercia de la mediocridad. Conocido también como “El Señor de la Apertura”, Belfegor suele incitar a caminos fáciles y poco éticos.
Belfegor es uno de los llamados “Siete Príncipes del Infierno”. Él es el demonio que encarna el vicio de la pereza y todas las conductas que de ella nacen. De ese modo, Belfegor tienta a los hombres induciéndolos al conformismo, a la parálisis ajena a toda superación personal; o, en tanto que es también un demonio asociado a los descubrimientos y los inventos ingeniosos, Belfegor tienta a los hombres dotados de ingenio implantando en sus mentes ideas de inventos a través de los cuales puedan obtener riquezas fáciles y abundantes en desmedro de lo que sugieren la justicia y la honradez.
.
Etimología


El nombre “Belfegor” es el producto de la corrupción del nombre “Ba’al Peor”, el cual era el nombre de un dios moabita al que se adoraba a veces bajo la forma de un falo. Para Leloyer, la etimología de “Belfegor” estaría ligada al hecho de que en ciertas formas de adoración se le rendía culto en cavernas donde, a través de una rendija, se le lanzaban los distintos tributos, siendo así que “fegor” significa “grieta” o “hendidura”, las cuales eran formas de referirse a las rendijas por donde le entregaban los tributos.
.
Origen y presencia bíblica


Belfegor se originó a partir del dios asirio Baal-Peor, el cual era un dios que los moabitas adoraban en el monte Fegor, siendo así el Baal[1] del monte Fegor, razón por la cual luego se terminó comprimiendo el nombre del dios y de su lugar de adoración en el nombre “Belfegor”, nombre que con el tiempo daría lugar a la creencia en el demonio Belfegor.

En realidad no puede hablarse de la presencia bíblica del demonio Belfegor o tan siquiera de un ser con nombre “Belfegor”. Esto es así ya que ciertamente lo que aparece es el nombre “Baal-peor” o “Baal el Peor”, pero nunca el nombre “Belfegor”.

Los lugares donde se menciona a Baal-peor en la Biblia son: Números 25, Salmo 106: 27-29, Oseas 9:10 y Deuteronomio 4:3. En todas aquellas menciones se hace referencia a la misma situación en relación a Baal-peor: a saber, se alude al episodio en que miles de israelitas aceptaron la invitación de mujeres moabitas para fornicar en las enormes orgías que se le ofrecían a Baal-peor como parte de los rituales de adoración. Es por ello que luego, cuando a nivel extra-bíblico se originó el demonio Belfegor, aquel estuvo en parte asociado al libertinaje sexual propio de Baal-peor, el ser del cual se derivó.

Acabando este apartado, tenemos que el ejemplo más representativo de la presencia de Baal-peor en la Biblia es el de Números 25; dice así: ‹‹Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor›› (Números 25: 1-5)

Monogamia

Jehová creó a la mujer como una compañera del hombre, y al formarla de la costilla de este, la convirtió en su pariente carnal más cercano, su propia carne. (Gé 2:21.) Como Jesús comentó, no fue Adán, sino Dios, quien dijo: “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne”. Estas palabras muestran sin lugar a dudas que desde el principio la norma de Jehová Dios para el matrimonio ha sido la monogamia. (Mt 19:4-6; Gé 2:24.)
El capítulo 31 de Proverbios enumera algunas de las responsabilidades de la esposa para con su esposo o dueño, que incluían el trabajo de la casa, hacer y cuidar la ropa, algunas compras y ventas y la supervisión general del hogar. Aunque la mujer estaba en sujeción y en cierto sentido era propiedad del esposo, disfrutaba de una excelente posición y muchos privilegios.
 Los hebreos fieles amaban a sus esposas, y si la esposa era sabia y vivía en armonía con la ley de Dios, el esposo la escuchaba y aprobaba sus acciones. (Gé 21:8-14; 27:41-46; 28:1-4.) Bajo la Ley, el esposo podía divorciarse de su esposa si hallaba algo “indecente” en ella. Esto no incluía el adulterio, pues este se castigaba con la muerte. Podía ser una grave falta de respeto al esposo o a la casa de su padre, o algo que acarreara oprobio a la familia. El esposo tenía que darle un certificado escrito de divorcio, lo que implica que a la vista de la comunidad el divorcio tenía que estar justificado. Como el certificado era un documento legal, tendría que contar con la aprobación de los ancianos o autoridades de la ciudad. La mujer podía volver a casarse y el certificado la protegía de ser acusada por ello de adulterio. Jehová odiaba el divorcio injusto, sobre todo cuando se traicionaba a una adoradora fiel con el objeto de casarse con una mujer pagana, que no pertenecía a su pueblo escogido. (Mal 2:14-16)

Poligamia

La norma original de Dios para la humanidad no contemplaba la poligamia, ya que el esposo y la esposa tenían que llegar a ser una sola carne, y esa práctica se prohibió expresamente en la congregación cristiana. Los superintendentes y siervos ministeriales, que han de ser ejemplos en la congregación, deben ser hombres que no tengan más de una esposa viva. (1Ti 3:2, 12; Tit 1:5, 6.) Este hecho está en armonía con lo que el verdadero matrimonio tendría que representar: la relación de Jesucristo y su congregación, la única esposa que Jesús posee. (Ef 5:21-33.)

Al igual que ocurrió con el divorcio, aunque en un principio la poligamia no entraba en los planes de Dios, se toleró hasta el tiempo de la congregación cristiana. La poligamia dio comienzo poco después del pecado de Adán. La primera vez que se menciona en la Biblia es con respecto a un descendiente de Caín, Lamec, de quien se dice: “Procedió a tomar para sí dos esposas”. (Gé 4:19.) Con respecto a algunos de los ángeles, la Biblia menciona que antes del Diluvio “los hijos del Dios verdadero [...] se pusieron a tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron”. (Gé 6:2.)

El matrimonio cristiano

Pablo aconsejaba a los que se casan deberían vivir ‘como si no tuviesen esposas’, es decir, no deberían dedicarse completamente a los privilegios y responsabilidades maritales para hacer de ellos el interés primordial de su vida, sino que deberían buscar y atender los intereses del Reino, al tiempo que no descuidaban sus responsabilidades matrimoniales. (1Co 7:29-38.)



El rey Salomón del antiguo Israel hizo el siguiente comentario respecto a la influencia que ejerce una mujer en el bienestar de su familia:   “La mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa, pero la tonta la demuele con sus propias manos” (Proverbios 14:1). ¿Qué hace una mujer sabia para edificar su casa? Respeta la posición de cabeza que Dios ha asignado a su esposo (1 Corintios 11:3). No se deja influir por el espíritu de independencia que impregna el mundo de Satanás (Efesios 2:2). Trabaja arduamente para el bienestar de su casa, convirtiendo el hogar en un lugar agradable y cómodo para los suyos. Administra los asuntos de manera prudente y económica. La mujer sabia de verdad contribuye a la prosperidad y estabilidad de su familia. La mujer tonta no respeta la posición de cabeza que Dios ha asignado a su esposo. No tiene reparos en hablar despectivamente de este. Y como no es ahorrativa, malgasta los recursos de la familia que se han ganado con el sudor de la frente. Además, pierde el tiempo. Sí, la tonta demuele su casa. Ahora bien, ¿qué determina si una persona es sabia o tonta?

Proverbios 14:2 dice:
“El que anda en su rectitud teme a Jehová, pero el que es torcido en sus caminos lo desprecia”.  El hombre recto teme al Dios verdadero, y “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Salmo 111:10). La persona que de veras es sabia reconoce que su obligación es “teme[r] al Dios verdadero y guarda[r] sus mandamientos” (Eclesiastés 12:13). Por otro lado, el tonto sigue un proceder que no está en armonía con las normas justas de Dios. Sus caminos son torcidos. Tal persona desprecia a Dios y dice en su corazón: “No hay Jehová” (Salmo 14:1).

Sátira fotográfica


El espíritu de independencia del mundo de Satanás ha sacado su último juguete para mujeres. COMPRÁ YAAA!!!!!!! Hacer pis a la vera de una carretera o detrás de un arbolito solía ser exclusividad de los hombres… hasta ahora. Un pequeño dispositivo descartable está por revolucionar nuestros hábitos a la hora de ir al baño. Trae a tu hermanas y a tus primas y te lo puedes llevar con un 50 % de descuento

No hay comentarios.:

Publicar un comentario