miércoles, 23 de abril de 2014

“Me inquietaban muchas preguntas” (RAUDEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ)


Reconocemos el derecho de Jehová de determinar lo que está bien y lo que está mal.
 “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.” (Proverbios 3:5, 6.)



AÑO DE NACIMIENTO: 1959
PAÍS: CUBA
OTROS DATOS: REBELDE POLÍTICO
MI PASADO: Nací en La Habana (Cuba) y me crié en un barrio pobre donde las peleas callejeras eran muy comunes. De joven me aficioné al yudo y a otros deportes de combate.
Como era buen estudiante, mis padres me animaron a ir a la universidad. Allí comencé a creer que el sistema político de mi país tenía que cambiar y me rebelé contra las autoridades. Un compañero de clase y yo atacamos a un policía para robarle el arma y le provocamos graves heridas en la cabeza. Como resultado, nos encarcelaron y nos sentenciaron a morir fusilados. ¡Apenas tenía 20 años, y ya estaba a punto de morir!
En la soledad de mi celda ensayé cómo encararía al pelotón de fusilamiento, pues no quería mostrar miedo alguno. Pero al mismo tiempo me inquietaban muchas preguntas, como por qué hay tanta injusticia en el mundo o si esta vida es todo lo que hay.
CÓMO ME CAMBIÓ LA VIDA LA BIBLIA: Con el tiempo nos conmutaron la pena de muerte por una condena de treinta años de prisión. Fue entonces cuando conocí a unos testigos de Jehová que estaban encarcelados por sus creencias religiosas. Me impresionó su valentía y, a la vez, su serenidad. Aunque se les había condenado injustamente, no estaban furiosos ni amargados.
Los Testigos me explicaron que Dios tiene un propósito para la humanidad. Me mostraron con la Biblia que él transformará nuestro planeta en un paraíso sin delitos ni injusticias, lleno de personas buenas que tendrán la oportunidad de vivir para siempre en condiciones perfectas (Salmo 37:29).
Me gustaba lo que me enseñaban, pero mi personalidad no se parecía a la de ellos. Pensaba que yo no podría ser neutral en cuestiones políticas o poner la otra mejilla, así que decidí leer la Biblia por mi cuenta. Cuando la acabé, comprendí que los testigos de Jehová eran las únicas personas que se comportaban como los primeros cristianos.
El estudio de la Biblia me hizo ver que debía hacer muchos cambios. Tenía que cambiar mi vocabulario, pues constantemente usaba palabrotas. También debía dejar el tabaco y mantenerme al margen de los asuntos políticos. No fue fácil, pero con la ayuda de Jehová, poco a poco lo logré.




Algo que me ha costado mucho es dominar mi mal genio. De hecho, todavía le pido a Dios que me ayude a controlarme. Me han sido muy útiles versículos como Proverbios 16:32, que dice: “El que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso; y el que controla su espíritu, que el que toma una ciudad”.
En 1991 me bauticé como testigo de Jehová en un barril de agua en la prisión. Al año siguiente, algunos prisioneros fuimos liberados y enviados a España, por tener parientes allí. En cuanto llegué, empecé a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová, quienes me dieron la bienvenida como si me hubieran conocido por años y me ayudaron a dar un nuevo comienzo a mi vida.
QUÉ BENEFICIOS HE OBTENIDO: Ahora soy un hombre feliz y sirvo a Dios con mi esposa y mis hijas. Tengo el privilegio de dedicar la mayor parte de mi tiempo a enseñar las verdades bíblicas a otras personas. A veces, mirando atrás, pienso en aquel joven que estuvo a las puertas de la muerte y doy gracias por lo mucho que he ganado desde entonces. No solo estoy vivo, sino que tengo una esperanza. Anhelo que llegue el prometido Paraíso, el tiempo en que triunfará la justicia y “la muerte no será más” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario