martes, 29 de abril de 2014

Fumadores de toda hierba

“Limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo.” (2 Corintios 7:1NuevaTraducción Viviente)


No te dejes engañar
Todos los años, los fabricantes de cigarrillos gastan miles de millones de dólares en publicidad. ¿Sabes quién es su blanco principal? Un documento interno de una compañía de tabaco declara: “Nuestros clientes del mañana son los adolescentes de hoy”.

No dejes que los ejecutivos de las tabacaleras se queden con tu dinero. ¿Por qué morder el anzuelo? Lo cierto es que ni ellos ni tus compañeros que fuman se preocupan de verdad por ti. En vez de escucharlos, haz caso a los consejos de la Biblia, pues están ahí para tu propio beneficio (Isaías 48:17).

¿Qué sabes acerca del tabaco?

La composición del humo


  El humo del cigarrillo contiene alquitrán, el cual se compone de más de cuatro mil sustancias químicas, 43 de ellas cancerígenas. Entre estas figuran el cianuro, el benceno, el alcohol metílico y el acetileno (combustible utilizado en algunos sopletes). El humo también contiene óxido de nitrógeno y monóxido de carbono, ambos gases tóxicos. Su principal ingrediente activo, la nicotina, es una droga de gran poder adictivo.

¿Sabes que estas son algunas de las razones por las que muchos jóvenes fuman?

Para experimentar cosas nuevas.
Para aliviar el estrés y ser como los demás.
Para bajar de peso.

Respuestas

Los científicos han descubierto que la nicotina eleva el nivel de hormonas del estrés. En realidad, el único estrés que reduce es el relacionado con los síntomas de abstinencia.

Algunos estudios demuestran que más del ochenta por ciento de las partículas de humo que se inhalan se quedan en los pulmones.

Es cierto que los peores riesgos son a largo plazo, pero hay efectos que son inmediatos. De hecho, algunas personas se hacen adictas con solo un cigarrillo. La capacidad de los pulmones se reduce, y es probable que surja una tos persistente. Aparecen más arrugas y otros signos de envejecimiento prematuro. Además, aumenta el riesgo de padecer disfunción sexual, ataques de pánico y depresión.

El investigador Lloyd Johnston descubrió que los jóvenes que fuman resultan “menos atractivos para la gran mayoría de las personas del sexo opuesto”.

El fumador perjudica también a todos los que lo rodean: su familia, sus amigos y hasta sus mascotas. De hecho, todos los años mueren miles de fumadores pasivos.

Las personas que quieren agradar a Dios deben limpiarse de “toda contaminación” (2 Corintios 7:1). El tabaco contamina el cuerpo. Por lo tanto, quienes fuman están perjudicándose a sí mismos y a los demás, y Dios no los quiere como amigos (Mateo 22:39; Gálatas 5:19-21).


Pasos para dejar de fumar
1. Convéncete. Escribe por qué quieres dejar de fumar y repasa la lista con regularidad. Una buena razón es el deseo de estar limpio ante Dios (Romanos 12:1; Efesios 4:17-19).
2. Pide ayuda. Si has estado fumando en secreto, este es el momento de confesarlo. Diles a tus familiares y amigos que quieres dejar el cigarrillo y que necesitas su apoyo. También es importante que le pidas ayuda a Dios (1 Juan 5:14).
3. Ponte una fecha. Elige un día que esté dentro de las próximas dos semanas y márcalo en tu calendario. Diles a tus seres queridos que ese día dejarás de fumar.
4. Tíralo todo. Antes de que llegue la fecha que escogiste, destruye todos los cigarrillos que tengas en tu habitación, en tu auto y en tu ropa. También deshazte de los encendedores, fósforos y ceniceros.
5. Controla los síntomas de abstinencia. Bebe mucha agua y jugos de fruta, y trata de dormir más. Recuerda que las molestias son temporales, pero los beneficios serán permanentes.

6. Evita las tentaciones. Aléjate de los lugares, las situaciones y las personas que podrían tentarte a encender un cigarrillo (Proverbios 13:20).
Si estás tratando de dejar de fumar, no te engañes: una simple probadita puede llevarte a volver al vicio (Jeremías 17:9).

¿Sabías esto?
El tabaco sin humo —por ejemplo, el que se masca— puede tener más nicotina que los cigarrillos y contiene unas veinticinco sustancias cancerígenas que incrementan el riesgo de sufrir cáncer en la garganta y en la boca.

¿y qué hay de la marihuana?

  Ellen, quien vive en Irlanda, comenta: “Algunos dicen que la marihuana no tiene efectos secundarios y que sirve para escapar de los problemas”. ¿Has oído comentarios como este? Pues bien, no creas que todo lo que se dice es cierto.
Lo que dicen: La marihuana no hace daño.
La realidad: Muchos estudios indican que puede dañar la memoria, afectar el aprendizaje, debilitar el sistema inmunológico y perjudicar la salud sexual de hombres y mujeres. También puede provocar ataques de ansiedad, psicosis y paranoia. Los hijos de usuarias de marihuana suelen tener problemas de conducta, déficit de atención y mayor dificultad para tomar decisiones.
Lo que dicen: El humo de la marihuana es menos nocivo que el del cigarrillo.
La realidad: La marihuana puede dejar cuatro veces más alquitrán en las vías respiratorias y cinco veces más monóxido de carbono en la sangre que el tabaco. Cinco cigarrillos de marihuana tienen tantas sustancias cancerígenas como un paquete entero de cigarrillos de tabaco.
Lo que dicen: No es adictiva.
La realidad: Los jóvenes con problemas psicológicos o emocionales pueden hacerse adictos rápidamente. Otros se vuelven adictos después de usarla por bastante tiempo. Además, algunas investigaciones demuestran que los adolescentes que fuman marihuana son más propensos a usar otras drogas, como la cocaína.
¿Has notado que en los anuncios de cigarrillos siempre aparece gente muy saludable? Verás lo que el tabaco le hace a tu cuerpo.
Boca y garganta: Causa cáncer. Cáncer en la lengua
Corazón: Endurece y estrecha las arterias, reduce el oxígeno en el corazón y aumenta hasta cuatro veces el riesgo de problemas cardíacos
Pulmones: Destruye los alvéolos, inflama las vías respiratorias y eleva hasta veintitrés veces el riesgo de desarrollar cáncer
Cerebro: Aumenta hasta cuatro veces el riesgo de sufrir un derrame o un infarto cerebral
Piel: Causa envejecimiento prematuro
Dientes: Les da un tono amarillento
Estómago: Provoca cáncer
Páncreas: Provoca cáncer
Vejiga: Provoca cáncer
Riñones: Provoca cáncer

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