“No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Por consiguiente, evitaremos el espíritu de este mundo —su actitud independiente, egoísmo, inmoralidad y violencia— y nos acostumbraremos a escuchar a Jehová y obedecerlo de corazón, aunque esa no sea la inclinación de la carne imperfecta. Nuestra vida entera deberá demostrar que nuestros pensamientos y motivos se orientan hacia el cumplimiento de la voluntad divina (Salmo 40:8).
14 Cuando llegue el momento divinamente fijado para destruir el sistema inicuo de cosas y a todos los que prefieren vivir a la manera de este, Jehová no se retrasará. No pospondrá la fecha ni cambiará sus normas para complacer a quienes aprenden y cumplen la voluntad de Dios solo a medias porque todavía se aferran al mundo. Así pues, no hay tiempo que perder (Lucas 13:23, 24; 17:32; 21:34-36).
Resulta muy alentador ver que la gran muchedumbre, aprovechando la magnífica oportunidad que se le ofrece, busca con anhelo la enseñanza de Jehová mediante Su Palabra y Su organización, y anda unidamente en las sendas divinas en dirección al nuevo mundo. Y cuanto más aprendemos acerca de Jehová, mayor es nuestro amor a él y nuestro deseo de servirle.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario